La parroquia de San Antonio; Atractivo turístico del Pueblo Mágico de CG
- Por José Miranda Madrid




Casas Grandes.- Por su antigüedad y valor histórico, el templo de San Antonio de Padua, como recinto religioso, es uno de los principales atractivos de este Pueblo Mágico. Su historia se escribió en el siglo XVII, cuando se le conoció como una misión franciscana; ahora es una de las más antiguas de esta región noroeste de Chihuahua.
Primero se fundó el convento de San Antonio de Padua, fundado por el sacerdote franciscano, el fraile Pedro de Aparicio, el fraile Páez y el capitán Andrés López de Gracia, todos ellos provenientes del Presidio del Paso del Río del Norte, en el año 1661, posteriormente se estableció el Templo Parroquial de San Antonio de Padua en el siglo XVIII.
La llegada de los españoles al norte del país, define uno de los procesos más importantes en la historia de Chihuahua para la conformación de la sociedad norteña.
La construcción de misiones como centros de evangelización y trabajo para los indios de esta zona, da un valor histórico y cultural a estas obras arquitectónicas que fueron testigos de varias rebeliones por grupos inconformes con los abusos de esta ocupación española.
Con el paso del tiempo, algunos de estos templos se sostienen en medio de los pueblos como centros importantes de referencia, reunión y culto para los lugareños y visitantes; otros quedaron en medio de la nada, casi en ruinas o simplemente ya no existen.
Chihuahua es el estado con el mayor número de Misiones en México y en los Estados Unidos. Actualmente existen alrededor de 168 Misiones Virreinales fundadas del siglo XVI al XVIII por sacerdotes Jesuitas y Franciscanos.
El capitán Don Pedro de Perea, comisionado para explorar y fundar pueblos en el norte de la Nueva Andalucía (hoy Sonora), sin tomar en cuenta o desconociendo los límites con la Nueva Vizcaya (hoy Chihuahua), se pasó hasta el Valle de las Casas Grandes y dejó instalados a frailes de la orden de San Francisco, en lo que hoy es Janos y Casas Grandes en el año de 1640 y fundaron las Misiones de Nuestra Señora de la Soledad de Janos y otra en lo que hoy es Casas Grandes.
Ya fundadas, los misioneros de la orden de los Jesuitas reclamaron como de ellos esta región y los Franciscanos atendiendo el espíritu de su orden religiosa que es la humildad y la obediencia, se retiraron a Nuevo México de donde habían venido los jesuitas y que por falta de doctrineros no las pudieron atender, las abandonaron y fueron destruidas por los habitantes indígenas de la región.
En 1661, el gobernador de la Nueva Vizcaya, don Francisco Gorráez y Beamunt, decidido protector de la orden franciscana, ordenó al padre Fray Andrés de Paéz construir lo derrumbado en San Antonio y fue quien construyó lo que hoy conocemos como las “Ruinas del Convento”.
Así, su primer misionero fue Fray Juan de Suárez en 1640 y también la primera destrucción de la Misión, y después como reconstructor Fray Andrés de Páez en 1664, quien fue nombrado doctrinero.
En 1666, llegaron a la Misión de San Antonio, Fray Nicolás Hidalgo y Fray Pedro de Aparicio, quien muy pronto murió en el Convento y fue sepultado en el Presbiterio, a un lado del altar, donde todavía se encuentran sus restos.
A la muerte de este llegó Fray Juan de Balboa, que acompañaba al gobernador Oca y Sarmiento en su visita a Casas Grandes. Estos frailes pertenecían a la Provincia del Espíritu Santo, cuyo Provincial estaba establecido en la ciudad de México. Después perteneció a la provincia de San Francisco de Zacatecas.
En 1667, la Misión fue nuevamente destruida por los indios y se reconstruyó al siguiente año por orden del nuevo gobernador don Antonio de Oca y Sarmiento.
San Antonio fue misión de 1640 hasta 1758, fecha en que fue secularizada, desde luego, con las interrupciones ya mencionadas y tenía como visitas misionales la iglesia de Santa María de Carretas (hoy Rancho Iglesias) y la de Santa Ana del Torreón (hoy Galeana).
En 1715, el Obispo de Durango, don Pedro de Tápiz en su visita pastoral llegó a Casas Grandes y encontró solo 12 familias habitando el pueblo y dejó al Padre Ministro Fray Andrés de Mendoza, quien también atendía el Presidio de Janos y su naciente población.
Cuando la Misión de San Antonio se secularizó en 1758, y se entregó al clero diocesano del obispado de Durango y se anexó a la de San Buenaventura. Finalmente, los diocesanos no pudieron atenderla y se regresó a los franciscanos.
En 1789, el intendente del gobernador Felipe Díaz Ortega, propone que Casas Grandes sea sede episcopal, o sea, que fuera erigida como Diócesis, lo que nunca se llevó a cabo.
La parroquia de San Antonio perteneció a la Diócesis de Durango que fue nombrada como tal el 11 de octubre de 1620 y su primer Obispo fue Don Gonzalo de Hermosillo y Rodríguez y como Papa fungía Pablo V.
Después perteneció a la Diócesis de Chihuahua fundada el 23 de junio de 1891, su primer obispo fue don José de Jesús Ortiz Rodríguez y el Papa era León XIII.
Enseguida perteneció a la Diócesis de ciudad Juárez que se fundó el 10 de abril de 1957 y su primer Obispo Manuel Talamás Camandari y el Papa Pío XII.
Para 1977 se erigió la Prelatura de Nuevo Casas Grande que pasó a ser Diócesis el 13 de junio del 2000. Su primer Obispo fue don Hilario Chávez Joya, siendo Papa Pablo VI, cuando se nombró Prelatura y al nombrarse Diócesis el Papa era Juan Pablo II y actualmente la preside Monseñor Jesús José Herrera Quiñónez.
En 1824, después de la Independencia de México, se suprimieron todas las Misiones y Presidios y un Padre que era Capellán del Presidio de Janos, se pasó a Casas Grandes, pero después también se retiró.
Chihuahua en su origen de fe es considerada como tierra franciscana.
Según los libros parroquiales que datan desde 1851 la Parroquia de San Antonio de Padua ha sido atendida por 54 sacerdotes diocesanos, con excepción de tres años cuando fue atendida por sacerdote de la Orden de los Siervos de María.
El primero fue el padre Rafael Quevedo y a la fecha la atiende el sacerdote Jefferson Alexander Erazo Espinoza, quien tomó la iniciativa con vigor de la organización parroquial y algunos aspectos del templo, sin dejar fuera a los integrantes del Consejo Parroquial y Servidores de la Iglesia, que sin ellos esto no hubiera sido posible. (Con información del Cronista del Municipio de Casas Grandes, Leopoldo Horacio Chávez Valenzuela, del Centro INAH-Chihuahua y Pueblos Mágicos; México Desconocido)