Por Osbaldo Salvador Ang.-
No somos iguales.
Nosotros no queremos sus leyes ni sus jueces ni sus soldados ni dádivas miserables.
No queremos una Constitución mancillada que se aleje de nuestra historia.
Nos gusta el sudor del trabajo, el progreso y las libertades individuales.
Vivimos en un solar, sin manglares, sin playas y sin horarios de trabajo.
No nos tiramos a la orilla del mar para esperar la llegada del bono oficial.
Queremos una juventud esforzada, positiva y respetuosa, alejada de la abulia y la flojera.
Una juventud que se prepare para el futuro sin dejar de estudiar o trabajar.
No nos movemos en pandillas urbanas, como zombies de la política ni seguimos falsos liderazgos.
No creemos en un narco Estado como destino ni como apócrifa ruta de la paz mediante la rendición de nuestra soberanía.
Nuestros abrazos son francos y no se los damos a quienes no son bienvenidos a esta tierra.
Chihuahua deberá liberarse del yugo federal, desterrar la tiranía y alejarse de la dictadura.
Al fin y al cabo, quien quiera vivir ahogado en el pantano de la miseria podrá ejercer su libertad.
Pero nosotros somos chihuahuenses con identidad regional opuesta al chupacabras del centro.
Nos quitan los impuestos, nos roban la seguridad, nos aplastan las libertades y nos quieren cerrar la boca.
Repudiamos la mentira diaria tan antagónica a la franqueza y sobriedad del norte en donde se honra la palabra.
Ese pacto no funciona, y por objeción de conciencia, hay que romperlo, a como dé lugar, no hay duda.
Ustedes rumbean hacia el sur, nosotros hacia el norte; somos norteños enraizados en la tierra desértica de la región.
Vámonos a un plebiscito, a la consulta popular, para ver quién quiere quedarse o separarse.
Vámonos al norte para no vivir en un país de fantasía, para no vivir en Lopezlandia, el país de las mentiras sin límite.
Y lo digo desde aquí, porque éste es mi pódium.