El otro día vi una película basada en hechos reales. Se trataba de un pequeño agricultor que cultivaba con métodos ancestrales sus propios campos. Un día llegaron unos inspectores de una compañía mundial que maneja semillas genéticamente modificadas. Detectaron la presencia de semillas genéticamente modificadas en los cultivos del agricultor y según la ley cuando un agricultor tiene de esas semillas tiene que pagar una parte de sus ganancias a la compañía. Y aun que fue comprobado por la justicia que las semillas llegaron por accidente a sus terrenos, se le condeno al agricultor pagar a la compañía decenas de millones de dólares.
Pero con el apoyo de varias personas, el empezó a dar conferencias en contra de la compañía alrededor de todo el mundo y apelo hasta que el caso se fue a la corte suprema de la nación. No solamente logro la anulación de su condena, sino que también hizo tanto ruido en el mundo agrícola en continentes como Europa que actualmente la gran mayoría de los agricultores se rehúsan a hacer contratos con esa compañía.
Cuando tenemos un problema con alguien o algo que parece más fuerte que nosotros es bueno levantar la voz para que otros que tal vez tienen el mismo problema puedan saber que no están solos y que puedan formar una comunidad para luchar juntos.
Hoy en día es mucho más fácil levantar la voz que en otros tiempos ya que tenemos acceso a las redes sociales y todos los demás medios de comunicación.
Todas las revoluciones en la historia se hicieron porque hubo alguien que levanto la voz en contra de un sistema opresor, se hizo escuchar y juntaron la gente a su causa.
Les ruego que cuando tengan un problema que no se queden callados, levanten la voz y verán cuánta gente les ayudara.
Podemos hacer muchas cosas cuando estamos solos, pero imagínense cuantas más podremos lograr si estamos unidos.
