Reportajes

La batalla de El Carrizal

  • Por Juan de Dios Olivas

Frente a frente a unos 80 metros de distancia, tropas mexicanas y estadounidenses de a caballo se toparon en las inmediaciones de El Carrizal, una pequeña población ubicada a 15 kilómetros de Villa Ahumada, sobre la carretera a Buenaventura y a 145 kilómetros de Ciudad Juárez.
“Tenemos órdenes de no dejarlos avanzar en otra dirección que no sea al norte”, advirtió ese día el general Félix U. Gómez a tropas estadounidenses que invadieron México en persecución de Francisco Villa.
Tras un breve diálogo que no llevo a ningún lado, hablaron las armas y se inició un intercambio de balas que sólo terminó cuando las tropas extranjeras se dispersaron dejando el triunfo a los mexicanos.
La epopeya militar, no reconocida en el calendario cívico mexicano, se registró a las 7 de la mañana de un 21 de junio de 1916. El miércoles se cumplirán 107 años.
Tras dos horas de combate, los invasores fueron dispersos y los mexicanos ganaron la batalla.
En el campo quedó sin vida el general Félix U. Gómez, además de 26 soldados mexicanos más que buscaban que los estadounidenses retrocedieran.
El saldo para el ejército norteamericano fue de 14 muertos, entre ellos el capitán Charles T. Boyd, quien ordenó el ataque al Ejército Mexicano.
Los soldados de Estados Unidos que participaron en el combate, formaban parte de la llamada Expedición Punitiva que invadió México con la intención de capturar a Pancho Villa y sus principales lugartenientes que meses atrás atacaron e incendiaron el poblado de Columbus, Nuevo México.
De acuerdo con datos recopilados por el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM), la victoria mexicana, –la única de tropas mexicanas sobre estadounidenses desde la guerra de 1847– tensó las relaciones al grado de que Estados Unidos consideró otra invasión pero a gran escala en todo el norte del territorio de México.
Sin embargo, esas intenciones se esfumaron por la entrada de ese país a la Primera Guerra Mundial. La batalla de El Carrizal, finalmente marcó el declive de la intervención estadounidense en el país con la llamada Expedición Punitiva que se dió tras el ataque villista a Columbus.
En el lugar del combate, sólo queda a la fecha un tronco con una placa que recuerda el hecho histórico, mientras que a orillas de la carretera, en el viejo panteón yacen los restos de los combatientes mexicanos con excepción del general Félix U. Gómez que fue trasladado a Gómez Farías, Coahuila donde fue sepultado con honores.
TRAS LA HUELLA DE VILLA 
Después del ataque a Columbus, Nuevo México, por parte de las tropas de Francisco Villa, el ejército estadounidense al mando del general John J. Pershing ingresó en territorio chihuahuense el 15 de marzo de 1916, con el objetivo de dar alcance y castigar al “Centauro del Norte”.
Los militares invadieron México por el poblado de Palomas con un primer contingente de más de 5 mil oficiales y soldados de caballería, infantería y artillería, y un escuadrón aéreo de ocho aeroplanos.
Al mando del general Pershing las tropas avanzaron e instalaron su cuartel general en la colonia Dublán –en lo que sería años después el municipio de Nuevo Casas Grandes–. También habilitaron dos bases militares, una en San Buenaventura y otra en San Antonio de los Arenales (hoy municipio de Cuauhtémoc).
Para finales de ese mismo mes, los estadounidenses se habían adentrado unos 550 kilómetros en Chihuahua y dos semanas después, el 12 de abril, se encontraban en las afueras de Parral, donde el pueblo se amotinó y varias mujeres, entre ellas Elisa Griensen, así como estudiantes de primaria, los confrontaron causándoles dos bajas y varios heridos.
Después de Columbus, Villa atacó Guerrero y los pueblos de Miñaca y San Isidro y en los enfrentamientos resulta herido en una rodilla, lo que lo obligó a esconderse en la serranía por espacio de dos meses.
Al salir de su escondite, su popularidad ya estaba en aumento, en parte por el rechazo a la intervención estadounidense y en parte por la táctica de “Robin Hood” de repartir entre la población mercancías robadas de ranchos y haciendas de estadounidenses.
El Gobierno mexicano protestó por la incursión estadounidense, aunque en un principio la permitió; Venustiano Carranza, primer jefe del Ejército Constitucionalista y encargado del Poder Ejecutivo, pidió al presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson, retirar sus tropas.
El 22 de mayo de ese año, México envío un nuevo mensaje al Departamento de Estado norteamericano, con la exigencia del retiro inmediato de su ejército. Al no recibir respuesta, Carranza decidió recurrir a la fuerza y giró órdenes para que las tropas acantonadas en Chihuahua detuvieran todo desplazamiento de los militares estadounidenses que los llevaran a internarse más en la entidad.
En contra de la decisión del gobierno mexicano, los norteamericanos movilizaron dos escuadrones del Décimo Regimiento de Caballería con la intención de llegar a Villa Ahumada.
Desde la Colonia Dublán, en el municipio de Nuevo Casas Grandes, el capitán Charles T. Boyd comandó uno de esos escuadrones hasta la hacienda de Santo Domingo, donde se le sumaron las tropas al mando del capitán Lewis S. Morey. En total formaron una fuerza de unos 100 hombres.
EL COMBATE 
Boyd se dirigió hacia el oriente rumbo a Villa Ahumada donde cerca, en el pueblo de El Carrizal, se encontraba el general Félix U. Gómez con la orden de no dejarlos avanzar, lo que provocó finalmente un enfrentamiento.
Al cerrarles el paso, Gómez envió primero al teniente coronel Genovevo Rivas para exigirles el retroceso, pero obtuvo una negativa.
Después el mismo general se entrevistó con los jefes estadounidenses. Sin embargo, Boyd lo volvió a ignorar y prosiguió su camino al frente de dos batallones que formaban parte de la Expedición Punitiva, refiere el parte rendido por Rivas.
“Salí a conferenciar con el jefe de dicha fuerza para que me informara cuál era el objeto de su presencia. Puesto a hablar con él dijo que venía en busca de una gavilla de bandoleros que por ahí merodeaban; habiéndole contestado que ninguna gavilla asolaba esta comarca, por estar toda perfectamente vigilada por fuerzas constitucionalistas”, reportó Rivas.
“Dijo él, entonces, que iba a Villa Ahumada con el fin de buscar un desertor, a lo que contesté que teníamos órdenes de no permitir el avance de fuerzas americanas en otra dirección que no fuera al norte”.
A esto Boyd contestó que nada le importaba, “que tenía órdenes de llegar a Villa Ahumada y que lo haría sobre balas”, relató Rivas.
Lo mismo respondió en una segunda entrevista al general Félix U. Gómez y momentos después se inició el avance en línea de tiradoras de las tropas estadounidenses que, según Rivas, eran de 80 a 100 hombres a caballo, mientras que los mexicanos eran 260 soldados.
A unos 80 metros de distancia, se inició el tiroteo trabándose un combate que duró poco más de dos horas y que finalizó con la dispersión de las tropas extranjeras.
En la escaramuza fue herido Gómez, quien murió momentos después. En su lugar tomó el mando el coronel Rivas.
También murieron el capitán Francisco Rodríguez, los tenientes Daniel García y Evaristo Martínez, el subteniente Juan Lerdo y 26 soldados mexicanos más.